13/1/17

Casi un tercio de los niños con alergias alimentarias podrían ser víctimas de acoso [13-1-17]


Casi un tercio de los niños con alergias alimentarias podrían ser víctimas de acoso

Un estudio halló que con frecuencia el tormento es solo 'bromas', pero que puede ser algo más amenazante

Muchos niños con alergias alimentarias podrían ser acosados en la escuela, a veces con amenazas potencialmente peligrosas para su salud física, sugiere un estudio reciente.

El estudio de 251 familias en una clínica de alergias en la ciudad de Nueva York halló que alrededor de un tercio de los niños habían sido acosados específicamente debido a su alergia alimentaria.

El acoso usualmente sucedía en la escuela, y con frecuencia bajo la forma de bromas. Pero en muchos casos, los niños dijeron que sus compañeros de clases les amenazaban con la comida a la que eran alérgicos, agitándola frente a ellos, tirándosela o diciéndoles que la introducirían en otros alimentos.

"Con las alergias alimentarias, ese tipo de acoso conlleva un riesgo físico teórico", advirtió el Dr. Jay Lieberman, profesor asistente de pediatría del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Tennessee, en Memphis, quien no participó en el estudio.

Los síntomas de las alergias alimentarias pueden abarcar desde urticaria, hinchazón de los labios y dolor de estómago hasta reacciones potencialmente letales en que los niños no pueden respirar y su presión arterial baja precipitadamente.

En Estados Unidos, se estima que de un cuatro a un cinco por ciento de los niños menores de 18 años sufren de una alergia alimentaria, según el Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología (American College of Allergy, Asthma and Immunology). La mayoría de alergias alimentarias son provocadas por unos cuantos alimentos, que incluyen a los cacahuates, la leche de vaca, los huevos y el pescado.

Dado que los padres de los niños con alergias alimentarias generalmente se mantienen pendientes de evitar los alimentos culpables, afortunadamente las reacciones alérgicas graves son raras, apuntó el Dr. Eyal Shemesh, investigador líder del nuevo estudio.

"Lo que realmente afecta a la vida de los niños es todo lo demás que la alergia conlleva, como la evitación de alimentos y la ansiedad", apuntó Shemesh, profesor asociado de pediatría y psiquiatría de la Escuela de Medicina Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.

Y aparentemente, el acoso puede formar parte de ese "todo lo demás" que las alergias alimentarias de los niños conllevan. Los niños pueden ser estigmatizados en la escuela, apuntan los expertos, por ejemplo cuando sus compañeros de clases deben evitar llevar cacahuates y crema de cacahuates a la escuela.

Los cacahuates, incluso en cantidades pequeñas, pueden provocar una reacción alérgica grave. Y el simple contacto con la piel con un producto con cacahuate puede provocar un sarpullido.

Tanto Shemesh como Lieberman dijeron que es importante que los padres, las escuelas y los médicos tengan en cuenta que las alergias alimentarias pueden provocar que los niños sean objetivo del acoso.

El estudio, que aparece en línea el 24 de diciembre y en la edición impresa de enero de 2013 de la revista Pediatrics, incluyó a las familias de una clínica de la ciudad de Nueva York, la mayoría blancos y de altos ingresos. Entonces, quizás la tasa de acoso podría no representar a todos los niños con alergias alimentarias, apuntó Shemesh.

Pero los resultados respaldan a un estudio de 2010 en el que Lieberman trabajó. En ese estudio, un porcentaje similar de niños (un 35 por ciento) dijeron que habían sido acosados debido a su alergia alimentaria, y la mayoría apuntó que había ocurrido más de una vez.

Lieberman señaló que este nuevo estudio tomó un paso más al preguntar a los niños sobre su calidad de vida, lo que incluía su bienestar emocional y qué tan bien les iba en la escuela. Los niños que eran acosados reportaron una calidad de vida más baja que sus pares con alergias alimentarias que no eran víctimas de acoso.

Por otro lado, entre los niños acosados, los que habían informado a sus padres reportaron una mejor calidad de vida.

El motivo no está claro. "No sé si los padres hicieron algo respecto al acoso", apuntó Shemesh. "Sólo sé que estaban enterados".

Siempre es posible que los padres llamaran a la escuela o que ayudaran a su hijo de otra forma. O, planteó Lieberman, quizás algunos niños simplemente se sintieron mejor tras hablar con sus padres.

Cualquiera que sea el motivo, Shemesh sugirió que los padres les pregunten a sus hijos si alguien les ha molestado por su alergia alimentaria.

Al miso tiempo, enfatizó, "no deseo ser alarmista. Y no intentamos decir que los acosadores sean 'villanos'".

Quizás los niños que acosan no comprenden la gravedad de las alergias alimentarias, anotó Shemesh. Así que es posible que si reciben más educación al respecto, eso termine con el acoso, en algunos casos.

La educación sobre las alergias alimentarias (para los niños y los adultos) podría resultar útil, concurrió el Dr. Mark Schuster, jefe de pediatría general del Hospital Pediátrico de Boston.

Anotó que los padres de los compañeros de clases podrían fomentar el acoso sin saberlo si se quejan porque no pueden enviar al niño a la escuela con las famosas galletas de mantequilla de cacahuate de la abuela.

"Cuando se trata de las alergias alimentarias, las personas con frecuencia se muestran poco empáticas", lamentó Schuster. "Creen que los niños simplemente intentan evitar un alimento que no les gusta. Y quizás no comprendan que las alergias alimentarias pueden resultar graves".

Schuster también sugirió que los padres de los niños con alergias alimentarias estén conscientes de las posibles "pistas" de que sus hijos están siendo acosados, como no querer ir a la escuela, parecer tristes o quejarse de dolor de estómago o de cabeza crónico.

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