27/12/16

Unas discusiones más tardías sobre el final de la vida podrían conllevar un tratamiento más agresivo [27-12-16]


Unas discusiones más tardías sobre el final de la vida podrían conllevar un tratamiento más agresivo

Un estudio sugiere que hablar antes sobre el tema podría contribuir a una atención que busque aliviar el sufrimiento

Las personas terminalmente enfermas que reciben consejería temprana sobre la atención del final de la vida reciben un tratamiento médico menos agresivo en sus últimos días, informa un estudio reciente.

Los hallazgos sugieren (pero no prueban) que los pacientes que solo discuten sus deseos en el último momento terminan sometiéndose a más esfuerzos por salvar la vida, como la quimioterapia y los cuidados intensivos. Los que hablan antes sobre sus deseos tienen más probabilidades de recibir la alternativa, tratamientos como la atención de hospicio, cuyo objetivo principal es reducir el sufrimiento, no seguir alargando la vida todo lo posible.

Los hallazgos muestran la importancia de hablar sobre los deseos de un paciente lo antes posible, apuntó la autora del estudio, la Dra. Jennifer Mack, profesora asistente de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. "Al hablar antes, los pacientes pueden comprender lo que les espera y tomar decisiones sobre lo que les conviene".

En las últimas décadas ha habido un intenso debate sobre si el tratamiento médico agresivo al final de la vida resulta en un sufrimiento innecesario. En el nuevo estudio, considerado como el primero de su tipo, los investigadores buscaban comprender si el momento en que se habla con los pacientes sobre la enfermedad terminal planteaba alguna diferencia en su atención mientras morían.

Los investigadores dieron seguimiento a 1,231 pacientes de cáncer de pulmón o colorrectal terminal que murieron durante un periodo de 15 meses.

De los que solo discutieron la atención del final de la vida en el último mes de vida, el 65 por ciento recibieron lo que los investigadores consideraron atención agresiva en esos últimos 30 días.

Al contrario, entre los pacientes que hablaron sobre la atención del final de la vida más de tres meses antes de la muerte, apenas alrededor de un tercio recibieron tratamiento agresivo en sus últimos 30 días.

En general, las cifras sugieren que retrasar las discusiones sobre la atención del final de la vida lleva a un tratamiento más agresivo durante los últimos días de un paciente, en lugar de un tratamiento que está diseñado solo para aliviar el sufrimiento.

¿Significa esto que los pacientes terminales que hablan sobre sus deseos antes tienen más probabilidades de recibir el tratamiento que desean al final de sus vidas?

"Eso es lo que se infiere. Los pacientes que comprenden un mal pronóstico son más propensos a elegir una atención menos agresiva al final de la vida", apuntó Mack. "No todos los pacientes desean una atención paliativa y menos agresiva, pero la mayoría que reconocen que se están muriendo lo desean".

La Dra. Kathleen Unroe, profesora asistente de medicina del Centro para Investigación sobre el Envejecimiento de la Universidad de Indiana, dijo que "unas conversaciones más tempranas dan a los pacientes y a sus familias tiempo para pensar sobre cuáles son sus preferencias y metas, y les da más tiempo para comunicar sus deseos a los proveedores".

Sin embargo, es perturbador que el estudio reveló que algunos pacientes (sobre todo los negros y los hispanos) no se habían dado cuenta de que habían hablado sobre la atención al final de la vida, planteó.

El Dr. David Casarett, director de investigación y evaluación de la Atención de Hospicio y Paliativa de la Universidad de Pensilvania, alabó el estudio, y dijo que "provee evidencia necesaria de que las discusiones sobre el final de la vida podrían cambiar la trayectoria de las enfermedades graves de forma positiva".

"Tener unas conversaciones antes, idealmente durante todo el curso de una enfermedad, da a los pacientes la oportunidad de hacer preguntas, comprender los eventos futuros probables, y clarificar sus metas", aseguró Casarett. "Muchas de esas conversaciones sacarán a la luz información o preferencias nuevas, poniendo en claro que un paciente desea un tratamiento que sea menos agresivo que el que se está planificando. Cuando eso sucede, hay una oportunidad única para reconsiderar las metas, abriendo las puertas a un plan de tratamiento menos agresivo".

El estudio aparece en la edición en línea del 13 de noviembre de la revista Journal of Clinical Oncology.

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