Vitaminas “verdes” contra el estrés infantil
Cada vez son más numerosos los estudios que demuestran que la persistente desconexión con la naturaleza afecta, y mucho, a la salud física y mental de las personas, especialmente a los niños, a su nivel de estrés y su capacidad de concentración.
Algunos expertos se atreven hablar del “trastorno por déficit de naturaleza”, un trastorno no descrito como tal en los manuales médicos, pero que refleja un estilo de vida en el que está ausente una naturaleza “que es estratégica en la estimulación del sistema nervioso”.
Este “trastorno” en las sociedades occidentales parece estar asociado a la aparición de problemas físicos, como el aumento de las tasas de obesidad infantil y problemas respiratorios; psicológicos, como el incremento del diagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Incluso se ha observado un mayor riesgo de exclusión social.
Así lo explica a EFEsalud el catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio Corraliza, autor, junto a Silvia Collado, de varias investigaciones con 2.000 niños en edad escolar, compiladas ahora en el libro “Conciencia Ecológica y Bienestar en la Infancia” (Editorial CCS).
El estudio concluye que el mayor contacto con la naturaleza o espacios verdes reduce los niveles de estrés de los niños, aumenta su capacidad para afrontar los eventos adversos y favorece su capacidad de atención.
Y es que, según Corraliza, en términos evolutivos vivimos en las ciudades hace 10 segundos y nuestro sistema nervioso y fisiológico aún no se ha adaptado a los entornos urbanos actuales que caracterizan a los países desarrollados.
La naturaleza, mucho más que un capricho
Conservar la naturaleza es algo más que un capricho porque, no solo se trata de proteger animales y plantas, “es también una vía para mantener la calidad de vida y garantizar el futuro”, defiende Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife, organización pionera en la conservación de la naturaleza y la biodiversidad en España, que ha abierto una nueva línea de trabajo para relacionar naturaleza y salud.
Recuerda que son ya muchas las publicaciones científicas que demuestran como más allá de los servicios ambientales que proporciona la naturaleza, ésta contribuye también a paliar algunos de los problemas de salud más importantes detectados en Europa, como los pulmonares y cardiovasculares por la contaminación del aire; los trastornos del sueño, hipertensión, irritación, derivados del ruido…; o el estrés generado por las cada vez más crecientes olas de calor.
Se ha comprobado que las zonas naturales, como las constituidas en Europa por la red Natura 2000 – el mayor conjunto de espacios protegidos del mundo- contribuyen y mucho a la salud de los ciudadanos.
Y a juicio de Ruiz, es “muy alentador” que se esté demostrando que la naturaleza puede ser una fantástica herramienta para combatir los principales problemas de salud a los que que se enfrentan los ciudadanos europeos y también una herramienta muy buena de integración social; además, un reciente estudio del Instituto Europeo de Políticas Ambientales resalta estos valores y anima a seguir trabajando en esta dirección.
Medicina forestal para la fibromialgia
Pero la vuelta a la naturaleza como fuente de salud tiene hoy en día una de sus máximas expresiones en la llamada “medicina forestal”
Esta medicina está muy extendida en algunos países como Japón, donde se han invertido grandes cantidades en investigación para demostrar el valor terapéutico de los bosques y además se han incorporado esas terapias en la cartera pública de servicios.
En España contamos con algunos proyectos pilotos, como el llevado a cabo en los hospitales de Santa Caterina y Josep Trueta , en Gerona, para aliviar los dolores de los pacientes con fibromialgia.
Los primeros resultados arrojan que estos pacientes pueden llegar a reducir a la mitad los días que sufren dolor cuando realizan ejercicios en esos espacios naturales.
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