15/6/17

Un trastorno que sufre el 3% de escolares [15-6-17]

 
Un trastorno que sufre el 3% de escolares

El 70% de los chicos que lo padecen tiene hiperactividad, impulsividad y dispersión. El tratamiento es interdisciplinario.

La primera vez que recibió un llamado de la maestra de Ignacio para informarle que el niño casi nunca terminaba las tareas en la clase y distraía a sus compañeros, Mariana (sus nombres fueron cambiados para preservar su identidad) pensó que con una penitencia el problema de su hijo se solucionaría.

Sin embargo, las conductas siguieron repitiéndose y, dado que a ella también le resultaba difícil que Ignacio hiciera los deberes en su casa, decidió buscar una maestra particular, lo que tampoco resultó una solución definitiva.

Durante los meses siguientes deambuló por diferentes consultorios médicos y psicológicos, hasta que alguien le habló del déficit atencional. Tras una serie de estudios que confirmaron el diagnóstico, comenzó a trabajar para ayudarlo.

“El TDAH (sigla con la que se conoce al déficit atencional) es un cuadro neurobiológico de etiología orgánica que, en interacción con el contexto, genera una conducta determinada”, explica la psiquiatra infanto- juvenil Andrea Abadi, coordinadora del área Psiquiatría e Interdisciplina del servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires. El síntoma capital es la dispersión, pero también se presenta con hiperactividad e impulsividad, señala la médica.

“Además de lo conductual, hay una dificultad en la función de la parte anterior del cerebro, que afecta las funciones ejecutivas, o sea a la capacidad de diseñar un plan de acción, de organizarse, de inhibir una respuesta, entre otras”, precisa.

“Se nace, se crece y se muere con TDAH”, pero si la persona es correctamente tratada y ayudada, puede lograr una calidad de vida satisfactoria, agrega Eugenia Patiño, neuropediatra del área de Neurología Infantojuvenil (Cetes) en Córdoba.

Ambas especialistas brindaron talleres para profesionales y padres de niños con este trastorno en el Simposio Internacional de Neurología y Neuropsicología Infantojuvenil, organizado por las fundaciones Feteni y Cetes, que se realizó a fines del mes pasado en Córdoba.

Los primeros síntomas. Las estadísticas mundiales indican que entre el tres y cinco por ciento de los niños en edad escolar padecen déficit atencional. El 70 por ciento cursa este cuadro con impulsividad, hiperactividad y dispersión, mientras que el 30 por ciento restante sólo tiene esta última característica. “Siempre debe haber dispersión, si no, no es un TDAH”, explica Abadi.

El déficit atencional se manifiesta en los primeros años de vida. En estos momentos, los padres encuentran algunos problemas para controlar la conducta de su hijo. Y el cuadro se expresa con más claridad al ingresar a la escuela, cuando los chicos no logran los objetivos académicos.

“Quienes sólo manifiestan esta patología con dispersión pasan inadvertidos, no molestan y no generan problemas, por lo que los padres tardan en consultar y el diagnóstico suele hacerse más tarde, después de tercer grado. A medida que la escuela se complejiza, tienen más necesidad de organizar carpetas y hacer trabajos prácticos, y los problemas se hacen mayores”, dice Abadi.

“Los chicos que a la dispersión suman hiperactividad e impulsividad son muy respondedores, reaccionan frente a pequeñas cosas y se los confunde con violentos. Descargan furia sin intención y sin pensarlo, a los 30 segundos se arrepienten y piden perdón, pero a las dos horas vuelven a hacerlo”, agrega Patiño.

Ambas expertas explican que tienen conductas que todos los chicos presentan, pero es la intensidad y la frecuencia lo que lleva a pensar que están frente a un problema.

Medicación sola no alcanza. “Estos niños no prestan atención y no se organizan porque no saben cómo hacerlo. Pero esto se puede aprender. Existen tratamientos y múltiples maneras de ayudarlos. Lo primordial es la consulta temprana y la aceptación”, dice Patiño.

El diagnóstico de TDAH es lo primero y se realiza a través de entrevistas clínicas al paciente y a sus familiares.

El interrogatorio debe recorrer toda la vida del niño y el objetivo es descartar que su comportamiento se deba a otras cuestiones. Luego, el trabajo es totalmente interdisciplinario: intervienen neuropediatras, psiquiatras, psicólogos neurocognitivos, psicopedagogos.

“Por un lado, se realiza un abordaje con orientación familiar y escolar, porque el niño, los padres y los docentes deben saber manejar la situación. Incluso algunos chicos requieren abordaje individual para manejar la impulsividad, manejarse en ámbitos sociales, tener estrategias de estudio y organización. Y luego, otra de las estrategias probadas es la medicación”, afirma Abadi.

En este sentido, la especialista indica que aquella idea de que a estos niños “se los dopa con remedios” es falsa, porque las drogas que se usan (en general, metilfenidato y atomoxetina) no son sedativas.

“Además, hay muchos niños con TDAH que no requieren medicación pero, si la necesitan, es importante saber que esto solo no soluciona el problema”, dice

El TDAH no termina en la infancia, sino que afecta a estas personas durante toda su vida: en los ámbitos familiar y académico, en el grupo de amigos; y, cuando se hacen adultos, en el trabajo. Por eso, en cada etapa necesitarán de diferentes ayudas para poder llevar una existencia organizada.

Lo más importante es que sean comprendidos y que ellos mismos comprendan la importancia de no abandonarse jamás, coinciden las expertas.
 

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