27/5/17

Los enfermos crónicos y mayores son los más amenazados por el humo [27-5-17]


Los enfermos crónicos y mayores son los más amenazados por el humo

Los gases y partículas del aire pueden descompensar enfermedades


Lo vemos, lo olemos y, obviamente, lo respiramos. La tristemente constante oleada de incendios forestales en la provincia ha inundado nuestro aire de humo, o lo que es lo mismo, de una mezcla de vapor de agua, gases y partículas en suspensión que entra y sale de nuestros pulmones sin que podamos hacer nada para evitarlo.

No podemos hablar de unos efectos nocivos generalizados para toda la ciudadanía, pero el humo de los incendios sí podría tener consecuencias "en gente con factores de riesgo", indica el jefe del servicio de Neumología del CHUO, José Abal. "Hablamos de pacientes que padecen enfermedades respiratorias crónicas", explica, poniendo como ejemplos los afectados por la Epoc (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica), asma o fibrosis pulmonar, a quienes el humo puede provocar irritación, y que esta genere a su vez espasmo e insuficiencia respiratoria. "Por así decirlo, puede descompensar su enfermedad y obligarles a recibir un tratamiento con broncodilatadores o a acudir a Urgencias, según el efecto que cause", dice José Abal.

También puede suponer un contratiempo para personas que padecen problemas cardiacos, "como la cardiopatía isquémica o la hipertensiva, fundamentalmente". Las personas mayores y los niños en general son otro de los factores de riesgo que cita el jefe de Neumología.

A una cierta distancia, el humo se diluye en el aire y reduce su concentración en la atmósfera. Es por ello que el gran peligro reside sobre todo cuando se entra en contacto casi directo con el incendio. El propio vapor de agua, a altas temperaturas, puede producir quemaduras en las vías respiratorias y, por tanto, provocar "dolor de garganta o dificultad para respirar". Los gases que contiene esta mezcla de sustancias se dividen en dos grupos, los irritantes y los asfixiantes; estos últimos, entre los que están el monóxido de carbono y el ácido cianhídrico, que se convierte en cianuro –de hecho, los incendios son la primera causa de intoxicación por esta sustancia en los países desarrollados–.

El efecto de los gases asfixiantes "genera hipoxia y daño tisular", es decir, una falta de oxígeno a nivel de las células que puede causar alteraciones de tipo neurológico, como dolor de cabeza, convulsiones o coma, arritmias cardiacas, infartos, insuficiencia respiratoria, edema no cardiogénico o neumonitis química. En cuanto a los gases irritantes, "van a causar tos, dificultad respiratoria y síntomas de broncoespasmos similares al asma".

No hay mejor recomendación para los potenciales factores de riesgo por humo que "se metan en casa y cierren las ventanas mientras se mantenga la situación". José Abal explica que los que noten algún efecto nocivo "podrán acudir a Urgencias, donde se les administrará oxígeno, broncodilatadores y esteroides", que constituyen el tratamiento básico para estos casos de descompensación por gases irritantes del humo.
 
 

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