16/3/17

Malos hábitos alimenticios agravan las alergias y afectan al esófago [16-3-17]


Malos hábitos alimenticios agravan las alergias y afectan al esófago

La alimentación fuera de casa, los malos hábitos higiénicos y dietéticos, la ingesta de alimentos contaminados con químicos, bacterias o mal preparados agravan los cuadros alérgicos.

Picazón, hinchazón, espasmos musculares, ronchas y erupción cutánea son síntomas característicos de las alergias, que pueden derivar en afectaciones al esófago. En un estudio realizado con 1 000 pacientes del Centro de Atención de Chimbacalle del IESS, en el sur de Quito, se constató la prevalencia de esofagitis eosinofílica. Esta enfermedad se manifiesta con una gran presencia de eosinófilos (un tipo de glóbulos blancos), que normalmente se encuentran en la sangre o en los intestinos. Estas células combaten infecciones, pero causan daño cuando invaden áreas como el esófago.

El gastroenterólogo Nelson Burbano y estudiantes de Medicina de la Universidad Central detectaron, en el estudio, que los pacientes con rinitis (100%), conjuntivitis (14%), asma (16%) y eccema (20%) tenían su esófago inflamado.

Esta patología fue descrita por primera vez en 1978 y era poco frecuente, pero con el paso de los años y el aumento de las alergias a alimentos, químicos y factores ambientales, ha crecido.

En promedio, 60 de cada 100 pacientes con alergias a alimentos como la leche, la soya, el trigo, las nueces, el pescado, los mariscos o el maní padecen este mal.

Y actualmente se estima que 19 de cada 100 personas son propensas a sufrir este desorden, que en ocasiones se confunde con el reflujo gastroesofágico. Esto último ocurre cuando un músculo al final del esófago no se cierra adecuadamente y permite que el líquido estomacal regrese hacia el esófago y lo irrite.

Marcelo Terán, de 56 años, cuenta que tuvo principios de gastritis y problemas en el esófago por comer en la calle.

Este comerciante, que vive en el sector de Chillogallo, padecía acidez estomacal y dolores en el pecho, incluso en algunas ocasiones sentía náusea.

Burbano asegura que a más de la alimentación inadecuada y la contaminación ambiental y por químicos y bacterias, la esofagitis eosinofílica se manifiesta cuando hay cuadros de depresión, estrés y problemas en el sistema inmunológico.

Los factores laborales también influyen, especialmente, en personas expuestas a químicos o ambientes contaminados.

Carlos Puente, de 49 años, quien vive en Carapungo, en el norte de Quito, es un ingeniero geólogo que siempre está expuesto a contaminación.

Hace 10 años le diagnosticaron gastritis, pero sus problemas han empeorado porque come en la calle y no tiene horarios fijos para sus comidas.

Puente es un candidato potencial a padecer esta enfermedad, que hasta hace pocos años era más común en niños. Actualmente, la mayor incidencia se diagnostica, entre 22 y 60 años.

Otro factor de riesgo son los perros y gatos que pueden actuar como agentes contaminantes o generadores de alergias, agrega Burbano, quien aconseja no besar a las mascotas.

Esta enfermedad se confirma luego de que el paciente se realiza una endoscopia, para comprobar la presencia masiva de eosinófilos. Adicionalmente, el médico consulta si el paciente presenta atascos de comida en el esófago, ardor estomacal, náusea, dolor en el pecho, reflujo ácido y baja de apetito.

Luego de identificar el mal muchos pacientes responden satisfactoriamente a la eliminación en la dieta de aquellos alimentos que dan resultados positivos en las pruebas alérgicas.

Otros pacientes requieren antihistamínicos, corticoides y medicamentos que regulan el sistema inmunológico.

Los casos más graves se dan cuando hay fibrosis (exceso de tejidos) y estrechamiento de la cavidad esofágica.

Para identificar el mal


Los vómitos y el rechazo  al alimento, la pérdida de peso son síntomas que pueden  presentarse en los niños.

La dificultad para tragar  predomina en los pacientes de más edad. Hay casos en los que se  requiere  una endoscopia urgente, por inflamación.

A más de consultar  al gastroenterólogo acuda   a un  alergólogo, que le ayude a identificar los alimentos, pólenes u otras sustancias que  están  relacionados con la enfermedad.

Si se identifica una relación  con alergias a ciertos alimentos  también puede ser necesaria la colaboración de un especialista en nutrición o un dietista.


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